Traducción: Marcelo Expósito Tal y como afirma Maurizio Lazzarato en el epílogo a este libro, Mil máquinas logra anudar de forma innovadora el concepto de máquina (puesto en circulación por Deleuze y Guattari) con la tradición marxista que se expresa desde hace varias décadas en el pensamiento postobrerista. Emulando el clásico Mil mesetas y haciendo un uso singular de la crítica del arte y el análisis fílmico y textual (desfilan en el libro Flann O’Brien, Alfred Jarry, Franz Kafka, Vittorio de Sica, Themroc y Jacques Tati), Gerald Raunig se remite a los orígenes semánticos de una idea de «máquina» que amalgama técnica e invención, política y nomadismo, arte y teatralidad. Dicha genealogía, al modo foucaultiano, recorre las insólitas máquinas de guerra y las tácticas bélicas del engaño en la Antigüedad, el deus ex machina del teatro griego, las agresiones al naturalismo de la representación clásica burguesa ejercidas por las vanguardias históricas politizadas (ejemplificadas en el tándem Eisenstein/Tretiakov) o la deriva histórica del concepto de general intellect, para desembocar en una plétora de prácticas recientes: MayDay, PublixTheatreCaravan, Chainworkers, Noborder y bordercamps, las contracumbres del movimiento global, Yomango, Critical Mass, LadyFest y un largo etcétera. Lo que en definitiva motiva así este libro es la urgencia por indagar en las concatenaciones y agenciamientos maquínicos, en las formas creativas de organización y de acción adecuadas para poder enfrentarnos a las condiciones flexibles e inestables que caracterizan nuestra era de la precariedad.
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